Los Silmarils, también llamados las Joyas de Fëanor, eran unas gemas creadas a partir de la esencia de los Dos Árboles de Valinor: Laurelin y Telperion. Eran la mayor obra creada por los Elfos y eran codiciadas por muchos. Se decía que el destino de Arda fue tejido por los Silmarils debido a las perversas acciones llevadas a cabo por la Casa de Fëanor en pos de recuperarlos de manos de Morgoth.
Historia[]
Creación, robo y huida de los Noldor[]
Fëanor creó los Silmarils durante los Años de los Árboles, en el mediodía de Valinor. Ellos fueron nombrados por _ y hecho a mano de la dura sustancia cristalina silima, y contenía algo de la luz de los Dos Árboles de Valinor hechos por Yavanna y Nienna, Telperion y Laurelin. Reconociendo su inmensa belleza y el inmenso valor que tendrán en el futuro, fueron santificados por Varda, la Reina de Arda, para que ninguna carne mortal infectada por el mal, pudiese tocarlos o dañarlos. Antes de Melkor empezara a crear problemas entre los Noldor, Fëanor a menudo se los ponía en la frente en las fiestas y permitía que todos los vieran pero cuando, por las mentiras que Melkor le contaba, empezó a sospechar de su familia, ya no los mostro abiertamente, permitiendo sólo a su padre y a sus hijos verlos. Después de que Fëanor fuese desterrado a Formenos, los Silmarils se guardaron en una cámara de hierro.
Cuando Melkor y Ungoliant destruyeron los Dos Árboles, los Silmarils que contenían toda la luz que quedaba de los Dos Árboles se convirtieron en la única manera de restaurar los Árboles. Por lo tanto, los Valar rogaron a Fëanor que entregara los Silmarils, pero él se negó creyendo (por las palabras envenenadas que Melkor había ido deslizando en sus oídos por años), que en realidad querían quedárselos porque envidiaban su factura. Luego llegó la noticia de que Melkor, antes de huir de Valinor, había ido a Formenos, matado al padre de Fëanor, Finwë, Rey Supremo de los Noldor, y robado todas las joyas de la fortaleza, incluyendo los Silmarils.
Una vez en posesión de las gemas, Melkor, ahora llamado Morgoth por Fëanor, huyó a las tierras del Norte de la Tierra Media, a su antigua fortaleza, donde engarzó los Silmarils en la corona de hierro que por siempre llevaría en la cabeza a fin de asegurarse de que no se los robaran. Entonces, Fëanor juró que ni él ni sus hijos descansarían hasta que los Silmarils fueran recuperados. Así, dirigió el pueblo Noldor de nuevo a la Tierra Media. Su ida, con la que comenzó la Primera Edad de la Tierra Media, dio lugar a un sinfín de dolor a los Elfos y los Hombres de la Tierra Media en los milenios venideros.
Silmarils en la Tierra Media[]
Los Silmariles permanecerían en poder de Morgoth hasta que Beren y Lúthien después de grandes riesgos y pérdidas, robaron uno de los Silmarils. Esta piedra fue heredada por el hijo de ambos, Dior Elúchil, por Elwing la hija de este último y, más tarde, por su marido Eärendil, quien atravesó el mar en su barco Vingilot y le entregó el Silmaril a los Valar en Occidente como muestra de arrepentimiento. Los Valar colocaron este Silmaril en el cielo como una estrella que, desde entonces, sería conocida como Eärendil, la estrella más brillante del firmamento.
Las otras dos joyas permanecieron en manos de Morgoth, y no se recuperaron hasta su derrota durante la Guerra de la Cólera a manos de las Huestes del Oeste enviadas desde Aman. Los hijos supervivientes de Fëanor, Maedhros y Maglor, reclamaron al Maia Eönwë, comandante del ejército de Aman, la entrega de los Silmaril, petición que les fue denegada por el Maia. Sin embargo, ambos hermanos se las arreglaron para, una noche, infiltrarse en el campamento de Valinor, matar a la guardia encargada de la custodia de los Silmaril y hacerse con ellos. Los hermanos estaban dispuestos a morir luchando contra las fuerzas de los Valar pero Eönwë ordenó que les fueran perdonadas sus vidas permitiéndoles marcharse con su premio.
La alegría de los hermanos no duraría mucho, ya que no tardaron en sufrir el peso de los malvados actos llevados a cabo por ellos y su familia durante la caza de las joyas cuando los Silmarils quemaron sus manos igual que habían quemado las manos de Morgoth miles de años antes y las tripas de Carcharoth, el lobo de Morgoth. En su agonía, Maedhros se tiró con el Silmaril a una grieta en el suelo (hundiéndose en el magma del subsuelo) mientras que Maglor arrojó el suyo al mar. Así, los Silmarils se quedaron en los tres reinos de Arda - el Cielo, la Tierra y el Mar