Beren llamado también Camlost «Mano Vacía» y Erchamion «el Manco», es un Edain, descendiente de la Casa de Bëor el Viejo, hijo de Barahir y Emeldir. Cortó un Silmaril de la corona de Morgoth que habría de ser el precio por desposar a Lúthien a la que llamó después Tinúviel (Ruiseñor) hija del Rey Doriath Thingol y de Melian la Maia. Su romance con Lúthien es una de las grandes historias de los días antiguos.
Beren de Dorthonion[]
Beren era un guerrero, hijo del jefe de la Casa de Bëor, Barahir, el cual tras la Dagor Bragollach había rescatado al rey Finrod de un ataque de orcos. Como muestra de agradecimiento, Finrod le regaló a Barahir el anillo de Finarfin, su padre, que posteriormente sería conocido como el Anillo de Barahir, como prenda de que si él o cualquier pariente suyo llegaba portando ese anillo para pedirle ayuda, Finrod no se la negaría. Después de estos acontecimientos, la Casa de Bëor sufrió los ataques de Morgoth sobre el bosque de Dorthonion, donde habitaban. Esos ataques fueron fuertes y crueles, tal que tuvieron que llevar a vivir lejos a las mujeres y niños, junto a los hombres de la Casa de Hador. Quienes se quedaron defendiendo, fueron disminuyendo, hasta que finalmente sólo le quedaron a Barahir doce compañeros, entre ellos su hijo Beren. Estos proscritos se volvieron una obsesión para Morgoth, y se propuso acabar con ellos a toda costa.
Mediante una emboscada, Sauron, enviado por Morgoth, logró dar con el paradero de Barahir y sus hombres, y los orcos les dieron muerte. Pero Beren se salvó, pues no se encontraba con ellos, y después de vengar la muerte de su padre y recuperar el Anillo de Barahir, vivió a la intemperie durante varios años. Sauron intensificó su búsqueda, pero nunca lo encontró. Beren terminó huyendo al sur de Dorthonion, y a lo lejos entrevió el reino de Doriath, todavía no hollado por pie mortal. De alguna manera supo que allí se encontraba su destino, y a dicho lugar se dirigió. Durante el viaje, llegó al valle de Nan Dungortheb donde pasó mucho tiempo combatiendo con las arañas gigantes del lugar, la prole de Ungoliant. Nunca quiso contar después las peripecias de ese viaje espantoso. Llegó tambaleándose y con cabeza cana al bosque de Doriath, que se encontraba protegido por el hechizo de la Cintura de Melian (que evitaba que cualquier extraño entrara al reino del bosque sin perderse), pero como un destino superior al poder de Melian lo acompañaba, no se perdió.
Beren y Lúthien[]
La bella historia de Beren y Lúthien (recogida en la Balada de Leithian, "Liberación del cautiverio") comienza el día en que conoce a la princesa en los bosque de Doriath y ambos se enamoran. El rey Thingol se opone al matrimonio de ambos, pues no consentía que su hija, perteneciente a la alta raza de los Eldar, se casara con un mortal. Pero finalmente accede a dar la mano de Lúthien a condición de que Beren fuera capaz de llevarle uno de los legendarios Silmarils creados por Fëanor, los cuales se encontraban incrustados en la corona del mismísimo Morgoth. Esto ocasiona que la maldición de Mandos caiga sobre Doriath. En realidad, la intención de Thingol no era conceder la mano de su hija a un hombre mortal, sino provocar su muerte en semejante búsqueda, o cuanto menos, que se rindiera de aspirar el tan alto premio que para Thingol representaba su amada hija.
Beren promete que no regresará a Doriath hasta que traiga uno de los Silmarils en la mano, aún sabiendo que iniciaba una de las tareas más difíciles encargadas a mortal alguno, debido a que para lograr su propósito tendría que internarse en las profundidades de la fortaleza de Angband y robar de la corona misma de Morgoth uno de los Silmarils.
Para ello decide buscar la ayuda del príncipe Finrod Felagund, hermano de Galadriel e hijo de Finarfin. Finrod reconoce a Beren como hijo de Barahir, y se ofrece a ayudarle, aunque se percata de lo peligroso de tal misión. Pero los nobles de Nargothrond, del reino de Finrod, se oponen, convencidos por los hijos de Fëanor, Celegorm y Curufin (que en ese entonces residían allí), de manera que solamente diez elfos, los únicos valientes y fieles todavía a Finrod, salieron en compañía de Finrod y Beren.
En las mazmorras de Tol-in-Gaurhoth, Beren y Finrod son capturados mientras buscaban los Silmarils. Allí, Finrod lucha contra Sauron con cantos poderosos, pero es encarcelado y muere en una oscura mazmorra, defendiendo a Beren de los Licántropos de Sauron. Beren está solo y al borde de la desesperación, pero Lúthien acude desde Doriath en su ayuda. Junto a Huan, el perro-lobo de Valinor, quien pese a pertenecer a Celegorm ayuda a Luthien por tenerle gran afecto, derrotan al padre de los licántropos, el viejo Draugluin y luego al mismo Sauron, que se había transformado en licántropo. Sauron, vencido, entrega a Lúthien el control de la fortaleza antes de abandonar el cuerpo y huir como espíritu hasta su amo. Haciendo uso de su recién adquirido poder, Lúthien rompe el hechizo que mantenía unidos los ladrillos de la fortaleza y libera a todos los cautivos de Sauron.
Beren y Lúthien deciden viajar juntos hasta la fortaleza de Angband, y para ello Lúthien usa sus poderes élficos y cambian sus formas por las de Thuringwethil, el murciélago mensajero de Sauron, y el licántropo Draugluin. De esta manera logran llegar a las puertas de la fortaleza infernal, que estaba vigilada por el enorme y sangriento licántropo Carcharoth, criado por el mismo Morgoth. Lúthien lo hunde en un sopor con su magia.
Dentro de la fortaleza llegan a la más profunda estancia, donde Morgoth tenía su oscuro trono, "un palacio sostenido por el horror", y en presencia de Morgoth, éste les retira los disfraces. Lúthien entona entonces una melodía, y al verla ante él, Morgoth concibe pensamientos de una malvada lujuria y se distrae. Lúthien entonces lo adormece usando una vez más sus poderes, y Morgoth cae al suelo. Beren, que se había escabullido bajo el trono, aprovecha la oportunidad y usando el cuchillo Angrist que le había robado a Curufin, quita uno de los Silmarils de la Corona de Morgoth. Pero al intentar retirar otro, el cuchillo se rompe y una de los pedazos hiere a Morgoth en la mejilla. Éste empieza a despertarse. Beren y Lúthien corren para escapar, mientras todos en Angband van despertando del sueño de la melodía de Lúthien, pero en las puertas de Angband son de nuevo interceptados por Carcharoth, el cual los ataca rápidamente. Al hallarse Luthien agotada por la gran cantidad de magia que había visto obligada a usar, Beren le hace frente, pero el terrible lobo le arranca la mano que sostenía el Silmaril y la devora. Carcharoth huye aullando por el dolor provocado por el Silmaril en sus entrañas. Entonces, Beren y Lúthien son rescatados por las Águilas, que llamarían a Beren a partir de entonces Erchamion (el manco).
Beren y Lúthien regresan a Doriath, el rey Thingol increpa a Beren por regresar sin traer el Silmaril, y Beren responde que ha cumplido, pues el Silmaril está en su mano derecha, y le muestra la mano amputada (este acontecimiento provocó que también se le llamara Calmost que significa mano vacía). Thingol comprende, su ánimo se dulcifica y finalmente, acepta que Beren despose a Lúthien.
A la vez, Carcharoth, enloquecido por el dolor causado por el Silmaril en su interior, causa muchas muertes y desastres, llegando incluso a internarse en Doriath a pesar de la Cintura de Melian, debido al poder de la Joya. Beren, sintiéndose responsable, decide darle muerte, así que junto al rey Thingol se dirigen al encuentro de Carcharoth. Sin embargo, este los ataca por sorpresa, dejando gravemente herido a Beren. En este momento aparece nuevamente Huan, quien se enfrenta con Carcharoth. En esta batalla, ambos animales mueren. Cuando abren a Carcharoth, encuentran que todo su interior está calcinado, y ven la mano intacta de Beren sosteniendo el Silmaril.
Beren muere posteriormente, debido a las heridas ocasionadas por Carcharoth, aunque Lúthien le obliga a prometer que la esperará en la orilla del Mar Occidental antes de dejar el mundo. Lúthien no puede soportar la pena y deja la Tierra Media, y finalmente se reúnen en Aman donde Beren la espera en la orilla. En las Estancias de Mandos y allí canta una canción tan bella que conmueve al mismo Mandos, señor del lugar y famoso por su inconmovilidad.
Fue el único de los hombres mortales que regresó después de la muerte gracias a Eru, que conmovido por su historia, decidió darle una vida en las tierras imperecederas.